El número de niños migrantes y refugiados en edad escolar ha aumentado un 26% desde el año 2000
Según un informe de la UNESCO, “Construyendo puentes, no muros”, existe un progreso insuficiente en la inclusión de los migrantes y refugiados en los sistemas educativos nacionales hasta el punto de que esta parte de la población podrían llenar medio millón de aulas en todo el mundo. La mayoría se enfrenta a un alto riesgo de segregación en diferentes escuelas y vías escolares más lentas en los países europeos.
El informe pone cara a la realidad que sufre una parte de la sociedad donde, en muchos países, están segregando a los estudiantes inmigrantes en diferentes escuelas o en vías escolares más lentas, lo que se traduce en un aumento de sus desventajas educativas.
Hoy en día, el número de niños migrantes y refugiados en edad escolar en todo el mundo ha aumentado un 26% desde 2000 y podría llenar medio millón de aulas. Exactamente, dos tercios de los migrantes están destinados a regiones de altos ingresos en donde representan el 18% de los estudiantes, frente al 15% estimado de la década del 2000. No obstante, se distribuyen de manera desigual entre los colegios: el 15% de los estudiantes tenían antecedentes de migrantes en el 52% de las escuelas secundarias.
El derecho de estos menores a una educación de calidad consiste en desafiar diariamente en las aulas y en los patios escolares y en algunos gobiernos que lo niegan rotundamente. En los dos años que han pasado desde la Declaración de Nueva York sobre Refugiados y Migrantes de 2016, los refugiados han perdido 1.500 millones de días de clases. Su potencial también sale perdiendo porque sus habilidades no están siendo reconocidas: más de un tercio de los inmigrantes con educación superior en los países más ricos están sobrecualificados para sus puestos de trabajo, en comparación con una cuarta parte de los nativos. En 2017, en Italia, el 17 % de las aulas primarias tenía más del 30% de estudiantes nacidos en el extranjero de primera generación y en el caso de los Países Bajos, algunas escuelas tienen en la actualidad un 80% de estudiantes inmigrantes.
La mitad de las personas desplazadas tienen menos de 18 años y los países los excluyen de sus sistemas educativos nacionales. Aquellos que buscan asilo y están detenidos en países como Australia, Hungría, Indonesia, Malasia y México, tienen un acceso limitado o nulo a la educación. La mayoría solo puede recibir una educación en escuelas separadas, no formales, comunitarias o privadas, algunas de las cuales no están certificadas. Algunos de estos países de acogida no proporcionan a los estudiantes refugiados la enseñanza de idiomas que necesitan para lograr la integración social y adquirir buenas perspectivas de empleo.
Algunas de las recomendaciones más destacadas del informe son:
- Proteger siempre el derecho de las personas a la educación, sin importar de dónde provengan
- No tratar a los estudiantes inmigrantes de manera diferente
- Reflejar la diversidad estudiantil en los planes de estudio, métodos de enseñanza y educación alternativa
- Apoyo al profesorado para cumplir con los roles que se espera de ellos en la educación de migrantes y refugiados.